Ya sé que es un clásico, pero va muy bien salir de la zona de confort. Siempre haciendo el mismo tipo de fotografías, esas postalitas que tanto gustan a mis seguidoras de Facebook. Ayer, una de ellas le dió «Me gusta», compulsivamente, a 46 fotografías; seguramente lo hizo en unos 15 segundos (a razón de unas 3 fps, que hoy en día no es tanto). En fin, que hay que hacer algo diferente, y el reto puede estar a la vuelta de la esquina.

Es lo que tienen los Pirineos. En Nochevieja, a veces, no hay nieve.

Tenía por ahí un encargo de El mundo de los Pirineos al que andábamos dándole vueltas con la directora de la revista, Argiñe Areitio. Era sobre la celebración de la Nochevieja en los refugios de montaña de los Pirineos. Algo que practico habitualmente. Vamos, para mi era pan comido. Pero nada más lejos de la realidad. Plasmarlo en una revista es harina de otro costal. Ahí estaba yo, en mi zona de confort, con la idea de un reportaje clásico para un tema que no lo es. Suerte que estuvimos dándole vueltas al tema con Argiñe, que me sirvió de acicate. El caso es que un buen día me puse a escribir, sin más. Y me salió algo irónico. Creo que nunca lo había hecho. Pero nada, a seguir el hilo ese que se sale de la zona de confort, que dicen que va muy bien. Y encima a la directora le gustó la idea. ¡Qué más quería! Me dejé llevar por las musas y escribí el texto sin demasiados problemas. ¿Será que ser irónico es mi zona de confort? No sé, es algo que no me preocupa, la cuestión es que ahí no se acababa el asunto. Quedaban las fotografías. Y no era nada fácil ilustrar el tema. Ya véis, tantos años pasando la Nochevieja en un refugio de montaña, cámara en ristre, para nada. ¿Pero no es eso lo que yo quería, un reto para salir de la zona de confort? En fin, a base de desenpolvar los apuntes de edición gráfica, varias salidas a los Pirineos en busca de la nieve esquiva, algunos bodegones y horas y horas seleccionando fotografías, conseguí hacer una edición mínimamente decente. Claro, después viene la magia de la diseñadora gráfica de la revista y se ve todo muy bonito, hasta parece fácil llegar a ese resultado. Y, al fin y al cabo, no quiero resaltar el resultado, si no el camino.

Así que, ya sabéis, si queréis saliros de la zona de confort, os toca pasar la próxima Nochevieja en un refugio de montaña de los Pirineos. ¿Cómo? Os lo explico en el número 108 de la revista El mundo de los Pirineos. ¡Que lo disfrutéis!