En esta 2ª ponencia de la «VII Jornada de Budisme a Catalunya. Viure la mort i el morir«, se hace una «reflexión sobre el acompañamiento desde la presencia despierta como espacio de encuentro con nosotros mismos y los otros«. La ponencia fue a cargo de Nicole Martínez-Melis con vídeos de Esteban Galliera Elizalde y Magda Marty Morera, quienes finalmente no pudieron asistir. La anterior ponencia fue Vivir la muerte y el morir: la muerte, un misterio.

Antes de nada Nicole acude a la etimología de acompañar. Dice que «acompañar viene del latín companio, que quiere decir el que comparte el pan con. El pan es simbólico, es lo que nos alimenta, algo muy importante en la vida. Acompañar es, en definitiva, participar de los sentimientos de alguien. Para que ello sea posible primero nos tenemos que aceptar a nosotros mismos, nos tenemos que soportar. Si no, no es posible soportar, acompañar al otro».

Nicole añade que «el acompañamiento no debería llevar etiquetas, las etiquetas lo fragmentan. Un ejemplo de etiqueta sería espiritual (acompañamiento espiritual). El acompañamiento es una experiencia y como tal no se puede fragmentar. Del mismo modo la muerte tampoco debería llevar etiquetas, como por ejemplo morir sin miedo. Las etiquetas crean expectativas que no aportan ningún beneficio, al contrario. Morir sin miedo puede crear la expectativa de que se debe morir sin miedo. Es por ello que Rodney Smith decía que los moribundos necesitan a alguien que esté abierto a lo desconocido y les acompañe en el camino del miedo«.

La calmada laguna de Hatuncocha y una canoa con dos personas remando. Parque Nacional Yasuní (Orellana, Ecuador)

Después de Nicole participa Esteban en diferido, a través de un vídeo. Comenta que, «para que este acompañamiento sea posible, es imprescindible el conocimiento de uno mismo». Y que «el conocimiento de uno mismo se sustenta en dos grandes pilares: la meditación y el trabajo psicológico. Ya que, al fin y al cabo, lo que genera conocimiento no es el estudio, sino la experiencia».

Antes de la intervención de Magda (también en diferido), se comparte y se comenta el decálogo del acompañante de Anitya:

  1. Entender que acompañar es caminar juntos.

  2. Desarrollar la presencia de la consciencia.

  3. Trabajar sobre la motivación profunda que nos lleva a acompañar. Se trata de ser consciente de lo que nos mueve para no hacer daño.

  4. Habitar el misterio y la alegría.

  5. Reflexionar sobre el sentido de la vida.

  6. Enfrentarnos a nuestra propia fragilidad y finitud. Sabemos que moriremos, pero en realidad no aceptamos que puede suceder en cualquier momento.

  7. Integrar que la transitoriedad es una de las características de la vida.

  8. Reconocer que no hay separación entre el acompañante y el acompañado.

  9. Aprender a escuchar en silencio.

  10. Abrir el corazón (citta en sánscrito, que designa también la mente).

Magda comenta que «la escucha permite reconocer las necesidades del moribundo, aunque el acompañante piense diferente. Durante el acompañamiento caen las máscaras de acompañante y acompañado, generándose una relación de iguales».

Para acabar, Nicole añade que «la muerte es un proceso natural, como el nacer. El cuerpo sabe morir si le damos la oportunidad de hacerlo».

La siguiente entrada será sobre acompañar el morir en el hospital, la primera mesa redonda en la que participaron Alexandra Mejia Bernard, Dolors Soriano Pujol y Josep Orti Ponsa, con la moderación de Herminia Roura Bonet.

Valentí Zapater