Imagino que algunas personas que me conocen, ya sea en la realidad o virtualmente, estarán sorprendidas. ¿Cómo es que Valentí abre un nuevo blog donde, mayoritariamente, habla sobre la muerte? ¿Cómo es que cuelga habitualmente noticias sobre el tema en Facebook?
Algunas veces yo también me lo he preguntado. Aunque siempre haya tenido una respuesta, preguntármelo de nuevo puede añadir otras respuestas diferentes con el tiempo.
El caso es que en la segunda mitad del año 2016 fui a 6 funerales: desde familiares muy ancianos hasta amigos de mi edad, pasando por suicidios y muertes repentinas. Esto fue el detonante, sin duda alguna, aunque el interés por el tema creo que siempre lo había tenido. Con los primeros funerales surgió de mi interior una inquietud por explorar lo que había vivido y me encontré con el tabú de la muerte en nuestra sociedad y con una necesidad básica, la de despedirse de un ser querido que había muerto. Necesidad vital cubierta por un negocio que cobra precios desorbitados en muchos casos y, a veces, no atiende a las necesidades particulares de cada familia. Es más o menos lo que también sucede con otras necesidades básicas, como la vivienda y la energía. Me pregunté y me sigo preguntando, ¿qué podría hacer para cambiar este panorama y facilitar que esta necesidad pueda ser cubierta con el debido respeto a vivos y difuntos, y con un precio justo? ¿Qué puedo hacer para romper el tabú? Fue algo así como cuando Mercè Botella se preguntó algo parecido con el tema de la telefonía móvil. Años más tarde nacía Somos Conexión.
Todavía de funeral en funeral durante el 2016, visité la Fira d’Economia Solidària de Catalunya, sabiendo que podría conocer a personas afines a mis ideas. Y así fue. Entre otros expositores visité a l’Associació per a l’Acompanyament al Final de la Vida, que me abrió las puertas a lo que define perfectamente su nombre y a lo que sucede antes de la muerte, cuando ya se le ven las orejas al lobo. Aquí empecé a ver claro lo que podía hacer inmediatamente: colaborar con la asociación y comunicar, que es algo que siempre he hecho. Así que, desde principios de 2017, colaboro en el departamento de comunicación de la asociación y gestiono su página de Facebook. Por otra parte y por mi cuenta decidí abrir este blog, además de compartir noticias sobre el tema en mi perfil de Facebook. Es algo que me ha costado, pues tenía en mente otros temas que me interesan y sobre los cuales he publicado algo. Pero esto es lo que me sale, hablar sobre el final de la vida y la muerte. He conseguido romper mis resistencias, respetar lo que sale de mi interior y centrarme en ello.
Otro paso importante fue empezar la formación sobre acompañamiento a la muerte y al duelo que imparte la asociación Temps, quienes realizan un excelente trabajo al respecto. Una formación totalmente recomendable.
Veremos por donde transito en los próximos años. De momento me centro en escribir sobre el final de la vida, pero hay dos temas que siguen ahí: la fotografía, que siempre me acompaña y puede ser una herramienta interesante para divulgar. Y la pregunta que me hacía al principio sobre la posibilidad de cambiar el mercado funerario.
¿Qué estaba explicando? ¿Que por qué hablo sobre la muerte? Creo que ya he respondido. ¿O no? ¿O es que, quizás, en el fondo, me da miedo la muerte y, por eso, hablo de ello?
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