Un día pensaba en ti, porque sé que te gustan los eventos presenciales.

Pensaba en cómo hacer que tengas tu mejor historia sin pantallas de por medio. Trasladar a la naturaleza y en grupo mi experiencia en construir relatos de otras personas y los míos.

Así que me puse a recopilar las herramientas que utilizo para escribir sobre mí y mis clientes. Para hacerlo sin bloqueos, desde lo más profundo. Evitando los juicios que pone la mente sobre lo que pongo en el papel: si está bien o mal, si es adecuado o no, que si me cuesta escribir…

Diseñé un método y lo probé.

Primero con una persona, probando cada parte, corrigiendo.

Luego con un grupo de 6 durante un fin de semana, en una casa de campo.

Lo que allí se vivió fue pura emoción. Las dificultades que se encontraba cada persona para bucear en su interior, cómo conseguía superarlas, risas jugando con los relatos, lágrimas ante un bloqueo y el júbilo de salir de allí, cada uno con su mejor historia.

Vi cosas a mejorar y las he tenido en cuenta pensando en ti.

El retiro es el fin de semana perfecto. Sin distracciones, con mi guía y soporte y con la comida en la mesa.

Unas semanas antes te enviaré dos ejercicios para que dibujes ese camino y después escribas.

Con esos mismos ejercicios identificas a tu audiencia y te dirijes a ella con tu historia.

Con las herramientas que te proporcione escribirás tu mejor historia y las utilizarás en otras ocasiones.

Con las herramientas que te proporcione escribirás tu mejor historia y las utilizarás en otras ocasiones.

El viernes por la tarde, después de situarte, empezaremos con un juego divertido para que nos conozcamos.

Las sesiones de las mañanas y las tardes empezarán con una actividad que te permitirá estar en la mejor disposición de escribir. Puede ser imaginar una aventura en la naturaleza, hacer un paseo o jugar, por ejemplo. Te guiaré para que sea posible.

¿Dónde lo haremos? Dispondremos de una sala con suelo de parqué, el jardín, los senderos que recorren el bosque y las encinas centenarias.

Después de la actividad llegará el momento de escribir. En tu rincón preferido, ya sea una mesa en el jardín, en sala principal o en alguna de las salitas de la masía.

Tendré propuestas preparadas por si me dices que no se te ocurre más que escribir. Acogeré tus dudas y preocupaciones, con atención. En fin, haré todo lo posible para cuidarte en esta travesía por tu historia.

¿De verdad que piensas que si pagas 300 o 400 € y le dedicas dos días enteros a ello no lo vas a hacer?

Cuando hice el primer retiro había una persona a la que no le gustaba escribir.

Claro, también le costaba dedicarse un momento al día. El momento de cuidarse.

Al acabar me dijo: “gracias a ti he tenido un fin de semana solo para mí”.

¡Vaya si escribió!

Rubén Sapinya, que también estuvo, te escribió esto:

“Date espacio para re-crear tu Vida; para hablarte a través de la escritura. Un proceso donde, siguiendo unas pautas concretas de escritura, se te permitirá embellecer literariamente aquellos momentos más duros y oscuros de tu historia y poner una nueva luz y conciencia.”

Los ejercicios e indicaciones que te daré unas semanas antes y durante el retiro son clave para que te sumerjas en tu interior y salga esa parte de tu historia.

Vamos, que pondré toda mi energía, conocimientos, experiencia, empatía y sensibilidad. Claro, hay algo que depende de ti.

Lo que sientes, piensas y escribas es solo para ti.

No tienes por qué explicarlo.

De hecho, no leeremos las historias.

Si te apetece compartir algo, habrá momentos y lugares adecuados. Para recoger lo vivido con la confianza de que no saldrá de allí. Será un espacio seguro.

Por otra parte, la masía tiene el tamaño ideal para nuestro grupo, que será de 7 a 11 personas, contándome a mí. En la casa caben hasta 19.

Hay habitaciones individuales, dobles o triples, con prioridad de escoger para quien reserve primero.

En el momento de escribir, encontrarás tu espacio preferido: al aire libre, en las salas del interior, en bancos, en mesas con sillas, en el suelo de parqué, en la hierba y, quizás, encima de un árbol.

Cierra los ojos.

¡Ay, no, que no puedes leer!

Venga.

Imagina que estás en una casa rural rodeada de prados y bosques.

Respiras el aire fresco que te relaja.

Dos días para ti, con la comida en la mesa y el sabor de aquella especia que tanto te gusta, pero no recuerdas su nombre.

Cierras los ojos y te olvidas de las preocupaciones de la semana.

Es fácil con el olor a tierra húmeda, el susurro de la brisa entre los árboles, el aire templado a la sombra de la gran encina, con su corteza agrietada que te transmite siglos de experiencia.

Las semanas antes has hecho un buen trabajo con las preguntas que te envié y respondiste.

Acabas de hacer una visualización para centrarte y alejar las preocupaciones.

Tienes toda la información y estás a punto.

Empiezas a escribir sin pensar, fluyendo desde tu interior y llenas páginas de la libreta.

Si tienes dudas, las acojo.

Si lo necesitas, te sugiero como continuar.

Hay otras personas como tú.

Tenemos momentos para compartir y otros para escribir, cada una en su rincón preferido: en una mesa de madera dentro de la casa, en las del jardín, sentada en un cojín o estirada en el césped.

También hay tiempo de reír, jugar, pasear y sentir. En definitiva, ocasiones en las que llegas a un estado en el que escribes con facilidad.

Y otros momentos para dar estructura al texto, pulirlo, con todas las herramientas que te dé.

El resultado es tu mejor historia.

Para inspirar(te), seducir y vender.