En esta primera mesa redonda de la «VII Jornada de Budisme a Catalunya. Viure la mort i el morir«, se aborda el tema del acompañamiento a los moribundos en el hospital. Participaron Alexandra Mejia Bernard, Dolors Soriano Pujol y Josep Orti Ponsa, con la moderación de Herminia Roura Bonet. He dividido el resumen de lo dicho en la mesa redonda en dos partes y esta es la segunda.

Agonía

Proceso que precede a la muerte cuando esta no es repentina. Hay una pérdida progresiva de las funciones vitales. Estos son algunos signos de la agonía, no necesariamente ordenados en el tiempo:

  • aparición de morados en las extremidades, nariz perfilada

  • descontrol de los esfínteres

  • frío en las extremidades

  • pérdidas de conciencia y alucinaciones, como por ejemplo conversaciones con seres queridos (habitualmente con la madre)

  • pérdida de la audición; es el último sentido que se pierde, por ello es muy importante seguir hablando al moribundo aunque no parezca que nos escuche

  • según explican muchas enfermeras, los moribundos esperan el momento adecuado para morir; por ejemplo, esperan a que alguien que necesitan ver llegue, o, si quieren estar solos (o necesitan que alguien en concreto no les vea morir), esperan a que se vaya.

Joven monje budista acompañando a un anciano en el final de su vida

La muerte clínica

A la vista de los síntomas descritos de la agonía, la muerte está anunciada y no ofrece duda alguna. Finalmente se para el pulso y no se suele hacer electroencefalograma. Esto es así en cuidados paliativos y no en otros casos, donde se hacen pruebas como el electroencefalograma. En cualquier caso siempre hay una certificación de la muerte.

Donación de órganos o del cuerpo a la ciencia

En cuidados paliativos los órganos no acostumbran a estar en condiciones y no se suele preguntar sobre ello al posible donante. Solo se tiene en cuenta si el moribundo tiene carnet de donante. Fuera de los cuidados paliativos es algo que sí se tiene en cuenta, por ejemplo en enfermedades agudas. La donación de córnea es una de las más habituales.

Respuestas a diversos temas que han surgido en el turno de preguntas

  • La angustia se acostumbra a medicar, pero no sería necesario. En el Reino Unido, por ejemplo, se minimiza reconduciéndola, acompañando, si es necesario con psicólogos. Al fin y al cabo la angustia tiene su raíz en el miedo.

  • Es muy importante la tarea que realizan las personas voluntarias que acompañan a los moribundos que viven solos. Este acompañamiento también lo realizan familias, no solo voluntarios a título individual.

  • Conocer el proceso de disolución de los elementos según el budismo ayuda mucho a prever la muerte en horas, ya que este proceso encaja con los síntomas conocidos de la agonía.

  • El budismo y la donación de órganos. Los maestros de las diferentes tradiciones budistas dicen que la donación de órganos puede beneficiar a otros seres, y esto es un acto excelente de generosidad. Y que tenemos que ser flexibles. Hay que recordar que, según la tradición budista, el cadáver no se puede tocar hasta pasados tres días después de la muerte. La donación de órganos sería una excepción, siempre y cuando el deseo del moribundo sea sincero.

  • Hay hospitales sin cuidados paliativos o con muy pocos recursos para ello. Ello es debido a un presupuesto escaso y mal distribuido. Para aplicar los cuidados paliativos es necesario una correcta identificación de los pacientes, de su estado y de sus necesidades.

  • Eutanasia y budismo. El budismo respeta la vida, al mismo tiempo que da importancia al cuidado del moribundo con la mejor conciencia posible. Si hay mucho sufrimiento la eutanasia puede ser beneficiosa. Desde este punto de vista es importante que la motivación del que actúa sea la compasión.

  • Eutanasia y Marie de Hennezel. Esta psicóloga, experta en cuidados paliativos, comenta que, por su experiencia, es común que los moribundos deseen morir enseguida cuando el sufrimiento es insoportable debido a alguna cosa pendiente. Esta idea queda reforzada por el hecho de que, con un acompañamiento adecuado, el deseo de morir inmediatamente desaparece cuando se consigue cumplir con aquello pendiente.

  • Coma y agonía. El final de la vida es un coma y es la última fase de la agonía. Acaba con el fallo del hígado y la consecuente generación de toxinas que afectan al cerebro. Hay que diferenciar este coma de aquel ocasionado, por ejemplo, por un trauma.

 

La siguiente entrada será sobre el final de la vida en casa y el acompañamiento en el duelo, la segunda mesa redonda en la que participaron Carmen Montore Pérez, Cristina Llagostera Yoldi y Magda Marty Morera, con la moderación de Nicole Martínez-Melis.

Valentí Zapater