5a y última parte de esta serie de posts que resumen el audiovisual Ecuador megadiverso, de la Amazonía a la costa.
Los bosques del Chocó – Darién son los únicos bosques lluviosos tropicales del pacífico americano. Los encontramos desde Ecuador hasta el sur de Panamá y constituyen una de las zonas más lluviosas del mundo.
Desde el punto de vista biológico el Chocó se caracteriza por una elevada biodiversidad (1250 especies de plantas por km2) y una tasa muy elevada de endemismos, de las más altas del mundo en lo que se refiere a las aves.
Además la región se considera un hotspot. Un hotspot es una región biogeográfica que es un importante reservorio de biodiversidad y está amenazada. Concretamente un hotspot debe tener un 0.5 % o 1500 especies de plantas vasculares como endémicas y tiene que haber perdido más del 70 % de la su vegetación primaria. Desgraciadamente el Chocó es un hotspot. Considerando también los bosques secos de la costa (hotspot Tumbes-Chocó-Magdalena), el endemismo va del 3.9 % de los mamíferos al 45.8 % de los peces, pasando por el 12.4 % de las aves. Un ejemplo es el Trogon comptus, un ave que sólo podemos encontrar en algunas zonas del oeste de Ecuador y Colombia.
En el Chocó ecuatoriano no hubo colonización hasta los años 60, cuando se inició la construcción de carreteras y las prospecciones petrolíferas y de minerales. En las zonas llanas prácticamente no queda bosque y las principales amenazas son las plantaciones de palma africana (para producir grasas vegetales y biodiesel), la tala ilegal de madera y la apertura de carreteras que favorecen la colonización. Las grandes fronteras de la destrucción son los ríos y las sierras, como el río Canandé al pie de la sierra del mismo nombre. Hasta aquí llegan las carreteras y lo atraviesan muy pocas pistas para vehículos.
Saltamos al otro lado del río Canandé por un puente peatonal de cables de acero y tablones. A medida que nos adentramos en las montañas van desapareciendo los pastos y las plantaciones. Nos acompaña nuestro amigo Raúl Nieto, propietario de más de 100 ha de bosque, la Reserva Itapoa, que intenta ampliar y proteger. Después de 7 h de caminar llegamos al corazón de este pequeño paraíso donde hay una cabaña con el espacio adecuado para cocinar y dormir después de una excitante jornada de observación de fauna.
Raúl mantiene esta finca gracias a las rutas que organiza para turistas, a los programas de voluntariado y a la pequeña plantación de cacao y café ecológico que tiene. Por suerte no está solo y cada vez hay más gente que compra selva para protegerla, una lucha desigual contra las multinacionales de la madera, la minería y el aceite de palma. Todavía hay esperanza.
Si queréis conocer el Chocó y otras zonas de Ecuador no dudéis en contactar conmigo en . Os organizaré un viaje de naturaleza o fotográfico a medida con los mejores guías locales, como Raúl, para conocer de primera mano la naturaleza ecuatoriana.
these photos are really amazing! 😉